Washington, DC.- La administración de Donald Trump ha intensificado su retórica contra los cárteles de la droga, con el asesor de seguridad nacional, Mike Waltz, advirtiendo este viernes que Estados Unidos está listo para «desatar un infierno” contra las organizaciones criminales responsables del tráfico de fentanilo a través de la frontera sur.
Las declaraciones de Waltz se dieron en el marco de la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) en Washington, D.C., apenas dos días después de que el gobierno de Trump designara a ocho cárteles como “organizaciones terroristas extranjeras”. La medida ha generado especulación sobre una posible intervención militar de Estados Unidos en territorio mexicano.
“Vamos a desatar un infierno contra los cárteles”, afirmó Waltz, asegurando que la seguridad en la frontera es una prioridad para la administración Trump. “Ya es suficiente. Estamos asegurando nuestra frontera y los cárteles están sobre aviso”, agregó.
Por su parte, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, respaldó la postura del asesor de seguridad y dejó claro que la posibilidad de usar la fuerza militar dentro de México está sobre la mesa. “Todas las opciones estarán sobre la mesa si estamos lidiando con lo que se considera organizaciones terroristas extranjeras que atacan específicamente a estadounidenses en nuestra frontera”, afirmó Hegseth.
El endurecimiento de la política antidrogas de Trump también se ha reflejado en el incremento de actividades de vigilancia. Reportes recientes indican que drones estadounidenses han sido detectados sobrevolando el noroeste de México, después de que el Pentágono anunciara un refuerzo en la capacidad de supervisión a lo largo de la frontera.
Aunque la Casa Blanca no ha confirmado planes concretos de intervención militar, el tono de las declaraciones de sus funcionarios sugiere un posible giro en la estrategia de combate contra los cárteles, lo que podría derivar en tensiones con el gobierno de México.
Las autoridades mexicanas aún no han emitido una respuesta oficial a las declaraciones de Waltz y Hegseth, pero el tema se perfila como un punto álgido en la relación bilateral, especialmente en un año marcado por las elecciones presidenciales en ambos países.