Por Carlos Sarmiento
Tuvieron que pasar 24 años para que el Coliseo volviera a la pantalla grande. Desde su estreno en el año 2000, Gladiador no solo catapultó a Russell Crowe al Olimpo de Hollywood, llevándolo a ganar el Óscar, sino que también consolidó a Ridley Scott como el maestro indiscutible de la narrativa visual. Este filme marcó una época, inspirando producciones épicas como Troya con Brad Pitt (2004), Alexander con Colin Farrell (2004) y 300 Gerard Butler (2006), con puro galán de protagonista.
Así que, cuando Scott decidió retomar la arena con Gladiador 2, la apuesta no era cualquier cosa. Y para estar a la altura tuvo que reunir a Denzel Washington, Pedro Pascal y Paul Mescal, este último en el papel protagónico, para compensar la ausencia de Crowe.
¿El resultado?
Una superproducción esperada con ansias, que cumple con los ingredientes básicos: un elenco de peso, músculos a primer cuadro y una ambientación que recrea con grandeza el Imperio Romano.
Lo mejor
Paul Mescal, nominado al Óscar por Aftersun (2023), brilla como el nuevo protagonista, ofreciendo una interpretación sólida que encarna al ahora adulto Lucio, el hijo de Lucila. Por su parte, Denzel Washington aporta su innegable fuerza actoral, aunque Pedro Pascal parece desaprovechado, un simple adorno en un filme que podría haberle dado más relevancia, pareciera que solo está para “engordar el caldo”.
La historia avanza 16 años tras la muerte de Máximo y nos muestra a un Lucio forzado a enfrentar el cruel destino del Coliseo, mientras presencia la caída de Roma en manos de tiránicos emperadores. El guion es bastante acertado y encaja perfectamente con el legado de la primera entrega.
Lo peor
El CGI. Aunque el género épico suele apoyarse en efectos visuales, aquí se pierde la sutileza. La escena de los tiburones nadando en el Coliseo romano y la aparición de criaturas caricaturescas—¿monos, monstruos?—rompen la inmersión de la historia. ¿Qué pasó con los clásicos leones y tigres que definieron la primera entrega? Honestamente este recurso es innecesario y debilita el impacto del filme o realmente impacta por lo malo que son.
En conclusión
Gladiador 2 es una buena película, una secuela entretenida que conserva la esencia de su predecesora, aunque predecible en gran parte, pero no merma el valor de ser una película que muchos queríamos ver, aunque sin el rollo absurdo de los tiburones y demás.
Ridley Scott sigue demostrando que el género épico tiene su público y puede ser rentable, pero esta vez, la balanza entre lo sublime y lo innecesario quedó en desequilibrio.
Que la disfrutes… ¡hasta la próxima batalla! 🏛️🗡️
Trailer
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