Calixtro Ramírez presenta por primera vez en CONARTE una revisión de su obra

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Monterrey, Nuevo León. – “Ni de aquí, ni de allá”, de Calixto Ramírez, bajo la curaduría de Kit Hammonds, es una muestra que recorre los últimos 18 años de trayectoria del creador radicado en Monterrey y en la que proyectará su visión sobre el concepto del “arte povera”.

El Consejo para la Cultura y las Artes de Nuevo León, CONARTE, a través del Centro de las Artes, invita al público en general a acercarse al universo de Ramírez, a partir del miércoles 22 de mayo a las 20:00 horas, en la galería de la Fototeca Nuevo León, ubicada en la Nave 1 del Centro de las Artes, al interior del Parque Fundidora.

Se trata de una revisión a la producción de Calixto Ramírez, quien tiene una influencia muy marcada del “arte povera”, siendo discípulo de Jannis Kounellis, figura determinante a nivel internacional de este género.

El “arte povera” se refiere a un movimiento artístico que surgió en la década del 60 en Italia. Se fundamenta en el uso de materiales considerados desechables, humildes y pobres para la creación de la obra de arte, en oposición a los materiales tradicionales. De este modo, son frecuentes los sacos de lona, plantas, cuerdas, tierra, ramas, troncos, etc.

Uno de los objetivos que se marcó dicho movimiento fue realizar una radical ruptura de los cánones tradicionales en el arte a nivel de los materiales usados.

La muestra de Calixto Ramírez está conformada por siete ejes temáticos: El vagabundo; La cavidad teatral; Líneas y medidas; Ligereza; Observando el sol; Mano de obra y Partes del paisaje.

La obra de este artista contemporáneo mexicano está repleta de referencias y toma inspiración del arte, la literatura, la poesía y los mitos.

Es el viaje de un vagabundo que deambula por ruinas y espacios periféricos en México, y en el extranjero. En contemplación, tanto en el trabajo como en el descanso, Ramírez es capaz de emplear de manera libre y lúdica los elementos de lo social, urbano, histórico, contemporáneo y natural del mundo. Calixto Ramírez es considerado una “figura quijotesca” que aparece dentro de su propia obra.

Sin embargo, su práctica no es autobiográfica, sino que más bien de pie, o a momentos al caer o postrado, se presenta como un hombre cualquiera. Su cuerpo es una herramienta que tiene a la mano, el medio disponible a través del cual puede tomar la medida de paisajes específicos.

La fotografía y el video han sido recursos constantes que ha empleado Ramírez para hacer un registro de las porciones de su práctica que se sitúan fuera de la galería. Estas acciones que realiza, y las imágenes que las capturan, tienen la misma importancia, ambas existiendo como momentos fugaces.

La exposición incluye también esculturas e instalaciones a través de las cuales el artista deja una impresión sobre la tierra, o viceversa, que permiten que la tierra deje una huella o engrama sobre él.

“Ni de aquí, ni de allá” está organizada en grupos de obras que en conjunto forman instalaciones que se hablan entre sí a partir de los momentos y lugares de su creación para articular un argumento sobre la naturaleza de la práctica de Ramírez. La cual es, en su esencia, una poesía sobre el descubrimiento, la negociación y la experiencia del paisaje y el entorno.

Calixto Ramírez (Reynosa, Tamaulipas 1980) es egresado de la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado (ENPEG) La Esmeralda. Estudió por Intercambio con la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Colombia (2007). Ha expuesto individual y colectivamente en espacios nacionales e internacionales. Su obra forma parte de colecciones públicas y privadas dentro y fuera del país.

Permanecerá abierta al público hasta el 18 de agosto de 2024 en la Fototeca Nuevo León. El horario de galería es de martes a domingo de las 10:00 a 20:00 horas. La entrada es sin costo para el público en general.

SOBRE LOS EJES DE LA EXPOSICIÓN

El vagabundo
El vagabundo es un personaje recurrente del arte y la literatura quien aparece en las pinturas del siglo 17; la escritura del siglo 18 de Thomas De Quincey y otros; e incluso como tropo moderno que se puede apreciar en las actuaciones de Charlie Chaplin o los escritos de los poetas “beat” como Jack Kerouac.

En esta sala se crea una instalación a partir de la combinación de 19 acciones realizadas en diversas localidades entre 2010 y 2022. En cada una aparece el artista, por sólo unos segundos, como punto focal dentro de su entorno. Sus acciones presentan respuestas a las situaciones físicas, sociales e históricas de cada lugar y a menudo articulan un argumento en contra del poder al centrarse en lo ignorado u olvidado.

La cavidad teatral
La carrera artística de Ramírez se ha visto marcada por un fuerte vínculo con el artista griego-italiano Jannis Kounellis, quien, al ver la obra de Ramírez por primera vez en España en 2009, invitó al artista a vivir y trabajar en Roma en varias ocasiones.
Ambos artistas comparten una afinidad en sus actitudes hacia el arte, en dónde una simple acción improvisada o un objeto encontrado en cualquier lugar o momento tienen el mismo potencial poético que una pintura o escultura. Kounellis en algún momento describió a la galería como una “cavidad teatral”.

Ramírez, por su parte, interpreta que el mundo externo contiene ese mismo potencial. Hay cavidades por todas partes en el mundo urbano y natural. Espacios entre cosas que llaman su atención. Cada uno un no-lugar a la espera de ser activado y dentro del cual se pueden ejercer libertades que dejan al descubierto y a su vez evaden los impedimentos físicos y burocráticos que nos rodean.

Líneas y medidas
Ramírez tiene una forma física particular —extendida y alta— que se convierte en un elemento formal dentro de la obra. Ya sea de forma perpendicular o en reposo, su cuerpo se convierte en una línea dentro de su entorno.

La geometría significa literalmente medir la tierra. Sus preceptos definidos mediante un proceso antiguo que tomaba sus ejes de los cuerpos celestes y sus medidas de los humanos: pulgares, manos y pies. La geografía por su parte, implica dibujar sobre la tierra. Ramírez entrelaza estos dos campos relacionados en términos formales, convirtiendo a las geociencias en campos creativos y expresivos a través de dibujar sobre y medir el paisaje. Los actos que realiza Ramírez a menudo hacen referencia a las líneas invisibles, como las corrientes de aire o divisiones burocráticas que se sobreponen sobre nuestros entornos y experiencias.

Ligereza
Aunque la escultura en general se asocia con el peso y la masa, las obras de Ramírez tienen una cierta ligereza. El autor italiano Ítalo Calvino anunció este desarrollo al afirmar “Si fuera yo a escoger una imagen propicia para el nuevo milenio, escogería esta: el repentino y ágil salto del poeta filósofo quien se eleva por encima del peso del mundo, demostrando que con toda su gravedad él es quien tiene el secreto a la ligereza”.

Ligereza puede significar “menos pesado” en términos físicos, al igual que menos serio o complejo. Ramírez retoma estos valores a través de la impermanencia y la casualidad, ya que cualquier rastro de su presencia o intervención se dispersa en el entorno con el tiempo.

Observando el sol
El sol ilumina, permitiéndonos ver y por lo tanto brindando la posibilidad de producir arte. Sin embargo, no estamos destinados a mirarlo directamente por el riesgo a volvernos ciegos ante su fuerza. Esta es la acción que realizan Ramírez y su a veces colaboradora Sandra. Quienes se pueden observar viendo hacia arriba con los ojos entrecerrados en un juego de riesgo infantil. En otro vídeo, Ramírez estornuda de manera repetida, hipotéticamente pronunciando cada estornudo en un idioma diferente y haciendo referencia a que este es un reflejo que puede ser provocado a través de mirar directamente la luz. El sol se convierte en una presencia común del día a día a través de su poderosa y mítica importancia cultural.

Los movimientos del sol aparecen también, ya sea a través de capturar los momentos de duración de un eclipse o reflejados en un bodegón. Movimientos que no aparecen aislados de la cultura o economía del momento contemporáneo, ya que en ambas piezas la industria petrolera aparece de forma indirecta: el sol siendo oscurecido por un barril, o un bodegón detrás de carros en movimiento.

Mano de obra
La mano de obra aparece como un método de producción recurrente en la práctica de Ramírez. Seguido de forma inherentemente improductiva, otorgándole a su obra una postura tragicómica que desafía el desarrollo desenfrenado.

La labor física, repetitiva y agotadora a momentos, se convierte en un juego absurdo que refleja los impulsos y psicosis de la sociedad. A Ramírez se le puede observar parado en la esquina de un sitio a punto de ser destruido para dar paso a una nueva construcción.

El artista improvisa una pieza a partir de los detritos de construcción que recoge de las calles conforme deambula. Las formas resultantes contienen un pathos que le otorga respeto a la labor invisible, que construye y destruye, y que corre mayor riesgo. Otras obras conmemoran y registran el amplio impacto climático de esa obsesión con el desarrollo.

Partes del paisaje
A lo largo de esta muestra el cuerpo de Ramírez actúa como punto focal dentro del paisaje. Las obras en esta sección muestran partes del cuerpo: una mano sosteniendo o reorganizando piedras, una espalda incrustada de tierra, o pelo en cascada a través de las ramas de un árbol, convirtiéndose parte del ambiente.

Las imágenes resultantes tienen un aire surrealista, en línea con las fotografías de Bill Brandt. Enfatizan los fundamentos de la práctica de Ramírez, en la que cualquier situación se puede animar a través de los materiales más disponibles como lo son el cuerpo, un objeto o lugar encontrado, y la cámara que captura el momento; y con eso es suficiente para crear poesía y arte.

Más información en la página conarte.org.mx y en las redes sociales @conartenl.