El papa Francisco acudió hoy a la basílica romana de Santa María La Mayor para orar ante un icono de la Virgen y el Niño, protector para los romanos y le entregó la «Rosa de Oro», un reconocimiento que los pontífices asignan desde hace siglos.
Esta es la primera salida conocida del Vaticano del papa tras una bronquitis diagnosticada el pasado 25 de noviembre y que le ha obligado a cambiar su agenda e incluso a suspender el viaje que tenía previsto el 1 de diciembre a la cumbre climática de Dubái.
El papa argentino ha decidido dedicársela a este icono como ya hicieran en el pasado otros dos Pontífices: en 1551 Julio III y en 1613 Pablo V, aunque esas Rosas han desaparecido de la basílica (se cree que se perdieron durante la invasión napoleónica).