Monterrey.- La muerte es un símbolo de la vida que se materializa en el altar ofrecido, es por eso que en la celebración de Día de Muertos, la muerte no representa una ausencia sino una presencia viva.

Morir representaba el comienzo de un viaje hacia el Mictlán, en dónde se le ofrecían regalos al Mictlatecuhtli (señor de los muertos), quien enviaba a las almas al lugar del eterno descanso llamado «obsidiana de los muertos», según nuestros antepasados.

En la época prehispánica el culto a la muerte era uno de los elementos básicos de la cultura, cuando alguien moría era enterrado envuelto en un petate y sus familiares organizaban una fiesta con el fin de guiarlo en su recorrido. De igual forma le colocaban comida que le agradaba en vida, con la creencia de que podría llegar a sentir hambre.

Cada año muchas familias colocan ofrendas y altares decorados con flores de cempasúchil, papel picado, calaveritas de azúcar, pan de muerto, mole o algún platillo que le gustaba a sus familiares a quien va dedicada la ofrenda, y al igual que en tiempos prehispánicos, se coloca incienso para aromatizar el lugar.

Asimismo, las festividades incluyen adornar las tumbas con flores y muchas veces hacer altares sobre las lápidas, lo que en apocas indígenas tenía un gran significado porque se pensaba que ayudaba a conducir a las ánimas a transitar por un buen camino tras la muerte.

¿Qué significado tiene el altar de muertos?

Uno de los elementos fundamentales de la celebración del Día de los Muertos en México, es el altar, ya que representa la visión que tenían las culturas prehispánicas acerca de la muerte.

El altar de muertos consiste en varios pisos donde se fusionan el sincretismo de las religiones prehispánicas con la religión católica.

Se puede tener hasta siete niveles, donde cada escalón simboliza los pasos necesarios para llegar a Mictlán, el lugar del eterno reposo.

Sin embargo, los niveles básicos de un altar de muertos, son los más importantes ya que representan el cielo y la tierra.

  • Nivel 1. Se coloca la imagen del santo al que se sea devoto.
  • Nivel 2. Se destina a las ánimas del purgatorio y sirve para que el difunto tenga el permiso para salir de este lugar.
  • Nivel 3. Se coloca sal para purificar el espíritu de los niños del purgatorio y para que el cuerpo no se corrompa durante el viaje.
  • Nivel 4. Se coloca el pan de muerto que se ofrece como alimento a las almas.
  • Nivel 5. Comida y fruta preferidas por el difunto.
  • Nivel 6. Foto del difunto a quien se dedica el altar.
  • Nivel 7. Se coloca una cruz formada por semillas, frutas, cenizas o cal. Sirve para que el difunto pueda expiar sus culpas.

Los mexicanos acostumbran colocarlo sobre una mesa, en alguna habitación dentro del hogar, y será este el lugar donde estarán las ofrendas.

Según la creencia, los obsequios colocados en el altar atraen a los espíritus para facilitar el viaje desde Mictlán hasta las casas de sus familiares para disfrutar una noche de fiesta.

Es por eso que las personas que lo realizan lo ven como un momento de reunión, al repartir el pan, el agua, la sal, el vino, entre otras cosas que contiene la ofrenda.

La ofrenda de muertos busca reencontrar a la persona fallecida a través de la memoria.

¿Qué debe llevar una ofrenda?

La ofrenda del día de muertos puede incluir diferentes cosas de acuerdo con la tradición de cada familia, sin embargo, hay elementos esenciales que la mayoría de familias coloca.

  • Agua. Utilizada para que las almas sacien la sed después del largo recorrido hacia el mundo de los vivos y recobren fuerzas para regresar.
  • Sal. Es utilizada para que las ánimas no se «corrompan» en sus viajes de ida y vuelta y puedan regresar el año siguiente.
  • Velas o veladoras. Significan la luz, la fe y la esperanza y se utilizan para guiar a las ánimas de regreso a sus hogares.

En algunas comunidades indígenas, cada vela o veladora representa un difunto, por lo que la cantidad dependerá del número de almas que quieran recibir.

Igualmente, la posición y el color de las velas tienen un significado, una vela morada representa duelo y si se colocan en punto de cruz, hace referencia a los puntos cardinales, para que el alma pueda orientarse.

  • Incienso. Se utiliza para limpiar el hogar de los malos espíritus y que el alma del ser querido pueda llegar a casa sin ningún peligro.
  • Cempasúchil. Símbolo de festividad, además de que al crear un camino con el «ayuda» al alma a no perder el camino.
  • Pan. Usualmente es utilizado más como forma religiosa, al ser «el cuerpo de Cristo», es una manera de ofrecer un reencuentro fraternal.
  • Fotografías. Este elemento es el más importante, en representación de la persona a la que se quiere recordar.
  • Calaveras de azúcar. En el ámbito religioso los diferentes tamaños representan distintos «entes» o «santos». Por ejemplo, la pequeña está dedicada a la Santísima Trinidad, la mediana representa que la muerte está siempre presente y la grande al Padre Eterno.

De igual forma, dentro del altar se puede colocar papel picado, los platillos favoritos del difunto, alcohol o bebidas, cruces realizada con ceniza, flores, artículos de la persona a quien va dedicado el altar, entre otras cosas.

¿Todos los altares son iguales?

Aunque todos los altares son dedicados para personas con las cuáles se tiene un lazo afectivo o una admiración, muchas personas aseguran que los altares deben ser diferentes al tratarse de adultos o niños.

En el caso de los pequeños, se cree que la comida no debe estar condimentada con chile, sino todo lo contrario, contener mucho dulce.

De igual manera es importante que los ornamentos sean en su mayoría de color blanco e imprescindible que tanto las velas o veladoras lleven este color, pues simboliza la pureza y la inocencia.

La escala debe ser en miniatura a comparación de otro tipo de altares y no contener ningún elemento que únicamente se le pondría a un adulto, de lo contrario «el niño» podría deprimirse o enojarse y no «comer» lo ofrecido.

¿Cuándo se pone la ofrenda?

Se cree que las ánimas regresan al mundo de los vivos el día 1 de noviembre, por lo que el altar debe estar preparado para recibirlas la noche del 31 de octubre, con todos los ornamentos dedicados al fallecido.

Aunque el 2 de noviembre se conmemora el Día de Muertos oficialmente, destinado para recordar y honran a seres queridos que han fallecido.