Monterrey, Nuevo León. “Los personajes de mis historias están por todas partes”, manifestó ayer el escritor Rodrigo Ramírez del Ángel en la presentación de su novela Dinero para cruzar el pueblo, que le mereció el Premio Nuevo León de Literatura 2020.

“Alguna vez leí que el escritor Francis Scott Fitzgerald escribía viendo el aparador de la sociedad, yo me identifico con él, de gente que ve a la sociedad como desde un aparador y queriendo entrar, deseando pertenecer”, expresó.
“Y me divierto mucho al escribir estas historias, a veces de más, y trato de contenerme, porque puede ser demasiado exagerado, pero me ha funcionado”, indicó en la presentación transmitida a través de Facebook Live y con la cual arrancaron las presentaciones de las novedades editoriales de CONARTE 2020.

En la actividad, Gildardo González Soto, coordinador de Programas y Proyectos de Literatura de CONARTE presentó a la escritora Orfa Alarcón, invitada a comentar el libro y al autor. La transmisión se realizó desde el Centro de las Artes Nave Dos.

Los personajes deben de tener algo de nosotros para que sean auténticos

“En alguna ocasión un escritor que respeto mucho me dijo que todos los personajes que escribimos deben de tener algo de nosotros mismos para que sean auténticos, y creo que sí, en este caso se cumple esa regla”, expuso Ramírez del Ángel.
“Eusebio, uno de los protagonistas, es a mi juicio, una especie de caricatura de lo que podría ser yo mismo, mi autoconcepción a veces torpe, que dice cosas que no debe, que causa humor y Jade es una persona que no sabe mantener relaciones, que quema puentes, con una personalidad estridente, dubitativa, adictiva, que siempre busca sobrevivir, son personajes con diferentes factores que creo que me puedo relacionar”.

Los otros personajes, dijo, son personas, cuya característica común es que todos están buscando mejorar su relación con un familiar: Eusebio con su madre, su madre con su hermana y Wendy con su hija Raquel.

“Es ese un vínculo, veo un reflejo mío, porque siempre busco mantener las relaciones familiares en paz, esa es una prioridad.
“Tengo un conflicto con los personajes perfectos, que siempre tienen la solución, que saben, que siempre toman una decisión racional, que las vicisitudes de la vida las afrontan de una manera sencilla, simple y directa, hay muchos libros muy buenos con personajes así, y me gustan, pero yo, como concibo mi literatura y mi vida, tiene mucho que ver esa dificultad de la normalidad, hay cierta añoranza por ser normal,  que no sabemos que es, pero al final son personas profundamente anormales”, expresó.

Es gente, explicó, que ve a la sociedad como viendo al aparador y quiere entrar, pertenecer.

“Y creo que esa añoranza por la normalidad, esa profunda tristeza que hay en los personajes, es porque son personas que están siempre en la periferia social. En la novela Jade es una mujer muy guapa, que ha tenido matrimonios y logrado forjar una vida social significativa, pero ella permanentemente se siente en una periferia, no se siente que pertenece a la sociedad de la ciudad en donde está”, señaló.
“Eusebio, él mismo se describe gordo, chichón, un grande torpe, con los pies supinos, es un paria, y los otros personajes, Wendy es un transexual, y su hija no acepta a su padre transexual, entonces ambos se sienten en la periferia de la sociedad. Ese tipo de personajes es el que me llama la atención, el que vive alejado de la sociedad, pero con la añoranza de entrar”, apuntó.

La escritora Orfa Alarcón manifestó: “Es una novela genial, los personajes son atípicos, disparan en todas direcciones, y es sensacional, pues en cada capítulo encuentras una sorpresa siempre.

“La familia normal no existe, la familia que se muestra en esta novela no es normal, es totalmente atípica. La relación de Eusebio con su madre es muy entrañable, acogedora, de mucho amor, pero también muy dañina en el sentido de la dependencia”, expresó.
“La novela refleja muy bien estas historias atípicas, con personajes rarísimos, que tienen mucho humor, pero también tiene una carga muy grande de soledad, de tristeza, un abatimiento, siempre hay dudas”.
Dinero para cruzar el pueblo abarca dos vidas. La primera es la de Eusebio Mabarak, un hombre de 25 años que dependía plenamente de Jade, su madre, para su supervivencia, y que después de una discusión, decide por fin independizarse. Sin embargo, su nueva vida se ve interrumpida por la posterior desaparición de Jade. Este evento lo motiva a investigar acerca de su pasado, de su infancia, de sus familiares que jamás había conocido. En paralelo, Jade narra los eventos más significativos de su vida, su juventud, su embarazo, su maternidad, su rol como esposa, su constante evolución y, sobre todo, su desaparición.

La novela aborda temáticas como la violencia y desarrollo sexual, el matrimonio, las adicciones, la infancia, la maternidad, la lucha de clases y la pertenencia

José Rodrigo Ramírez del Ángel, 1985, veracruzano autoexiliado en Monterrey, graduado en el 2010 de Periodismo y Medios de Información en el ITESM, ha dedicado su vida profesional a la literatura, obsesionarse por las noticias y a gritarle a la televisión durante los partidos de fútbol.

Ha publicado cuentos en diversas revistas locales y nacionales, fue ganador de la beca PECDA Nuevo León para novela del 2015, y en el 2018 se estrenó Cómo hacer una nube, cortometraje coescrito por él, basado en un cuento de su autoría, que fue aceptado en diversos festivales de cines internacionales.

Escribe esporádicamente una columna de investigación documental en periódico en línea Altavoz.