El valor del contenido

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Esta nota carece de fotografía con la intención de mostrar que así son las campañas de los candidatos políticos para las elecciones 2021, sin mensaje, sin fondo.
@Angélicasvalle
En las últimas décadas los procesos electorales en México se han visto saturados de insultos, acusaciones; en redes sociales los «memes» cada día son más una bomba atómica que un mensaje para el elector.
A todo ello le llaman la guerra sucia, todo lo contario a aquel antaño dicho que dice «Los trapos sucios se lavan en casa».
En verdad que resulta una lástima tener tantos espacios, tiempos y megabytes utilizados en supuestos mensajes para llamar a los ciudadanos al voto.
¿Cómo pensar en convencer a un semejante con el uso de malas palabras, denunciando sin tener las pruebas, o calificando sin demostrar?
El mensaje político debe contener propuestas, decir sobre lo que se va a trabajar de llegar al gobierno.
Debe hacer lucir al interlocutor por su visión, por su proyecto de futuro para las nuevas generaciones.
Un folleto no es para entregarlo y que la gente lo tire en cuanto se lo dan. Pero, si no contiene un apoyo visual atractivo, su texto no atrapa para ser leído y carece de coherencia entre quien supuestamente lo dice y lo que él mismo refleja… mejor no tiren el dinero.
De qué sirven tantos panorámicos con los rostros de los políticos, si al final de cuentas lo que estará impreso en la boleta electoral son los nombres de los personajes y sus partidos… algunos hasta los colores institucionales esconden.
Un rosto, un nombre de pila o un apodo, de nada sirven para elegir un candidato en las urnas.
El mensaje político debe atrapar al elector con verdades propias, no buscar audiencia acusando al contrario; el mensaje político debe tener como eje rector la propuesta, evitar le denostación y darle su verdadero lugar al ciudadano, no pensar que es un tonto y no piensa.
En una campaña política el slogan o canción se recuerda, pero un candidato no solo debe ser recordado, sino elegido.