SINTONÍA FM

-Comunicación para la vida-

Por: Fernanda Mata

Hoy la historia es de ti y contigo, de tu experiencia y de tus aprendizajes, de la magia que haces en ti y regalas a todos… Así que hagamos el paseo juntos.

Me gustaría compartirte un par de reflexiones y que éstas las vayas asociando a los distintos capítulos de tu vida; porque sin duda, nos hemos visto reflejados en la vida de muchos, coincidimos con una que otra de las historias de personas con las que nos hemos cruzado e incluso hemos empatizado con algunas otras.

Recuerdo una cena con amigas. Cada que alguien platicaba una anécdota, otra amiga respondía: -A mí también me pasó que… bla bla bla; después, otra compartía su experiencia y una amiga distinta respondía con la misma frase: -A mí también me pasó, con la diferencia de… bla bla bla. Esa noche presté particular atención en el “a mí también me pasó” y resultó ser la frase preferida de muchas durante esa rica plática, lo que me llevó a profundizar más en el tema.

El punto es que, poder identificar con claridad que como seres humanos, nuestras experiencias son similares a las de otros y que la diferencia radica en que, para que la experiencia vivida haga la diferencia en ti, será por el valor que le des y cómo la midas y transformes, es decir, o la guardas en tu baúl donde están todas las cosas de la víctima y además, siempre procuras tenerlo a un lado de la cama para recordarte cada que lo abras, que has sido conejillo de indias de este mundo, o mejor aún, la dejas en la repisa donde solo exhibes tus experiencias como un recuerdo de colección que ya pasó. Cualquiera que sea el lugar, te llevará por caminos distintos: en el primero, tus vivencias quedan ancladas al pasado y tú junto con ellas, lo que significa que la cadena queda atada a la cama sin dejarte vivir en el presente y la segunda: rompe la cadena, te presta una lupa para que con detalle veas tu presente como una oportunidad de re enamorar tu corazón para liberarlo de toda atadura que no te permita avanzar por el recuerdo de lo que dejó, no importa lo bello o doloroso que haya sido.

Para la segunda opción, te tengo buenas noticias, de la primera mejor ni nos metemos porque, claro está que vivir del pasado, no habrá camino que te lleve pa´delante y menos disfrutar del recorrido del pasar de tus años; pero, para la segunda vía sí, sí las hay.  Solo es cuestión de agregar el ingrediente secreto de esa fórmula funcional entre dejar atrás + vivir tu presente  que da como resultado paz interior pero, si añadimos gratitud, a cada paso dado no importando el resultado, esto se convierte en magia para el alma y a ti te convierte en un magazo, porque trascender para vivir en agradecimiento es un paso difícil de dar y complicado de entenderlo pero cuando se logra con trabajo diario, puede ser tan “saboreablemente satisfactorio” como una buena nieve de garrafa del meritito Coyoacán.

Dicho esto, entonces tenemos a nuestro protagonista de hoy: LA GRATITUD, Sentimiento de estima y reconocimiento que una persona tiene hacia quien le ha hecho un favor o prestado un servicio, por el cual desea corresponderle.

En este contexto, me he topado con distintas reflexiones individuales de personas extraordinarias que me han compartido su óptica sobre mi invitado de honor y, definitivamente me jacto de ver esa congruencia en sus vidas, de ver que vivir en agradecimiento es parte de su receta y no es de “dientes pa´afuera” y sobretodo, de ver los efectos que causa abandonarse en él.

Dicho esto, la gratitud es parte de los buenos hábitos que sí vale la pena hacerlos parte de nosotros, sí vale la pena convertirlo en un estilo de vida, tal cual como sería ser deportista de alto rendimiento o un cirquero, un agradecido también lo es.

Haz una pausa, intenta abrir tu diario que guardas en la memoria, da un paseo por ahí, empieza a recordar momentos en donde sí debiste ser agradecido e incluso te invito a que respondas ¿Qué puedo agradecer de una experiencia dolorosa? ¿Por qué debiera ser agradecidos con las personas que me hicieron daño? Inténtalo mientras vamos platicando del tema que hoy nos tiene reunidos, por cierto, gracias por su tiempo y continuar conmigo de paseo por Sintonía FM. Ve por un café, regálate este espacio contigo, desconecta tu presente, tus juicios, tu celular y abandónate en este texto. ¿Listo?

Como les había comentado en un principio, esta plática tiene el propósito de compartirte un par de reflexiones recogidas de muy allegadas y entrañables personas pero, también de las que he almacenado de otras a lo largo del entrenamiento diario que he decidido tener para favorecer mi bienestar. De todos ellos, he encontrado un punto en común: el beneficio de vivir en agradecimiento y las bondades que trae a tu corazoncito, ese que a veces anda distraído por tanta monotonía y enajenado en vivir en la “quejadera”.  En esta óptica individual que cada uno de mis invitados a este espacio tiene, es valiosísimo, porque desde sus distintas condiciones, creencias y vivencias, han hecho de sus vidas, digno ejemplo de un corazón con memoria agradecida pese a sus adversidades, tropiezos y pese sus propios no puedo/no quiero.

Maritza, una muy querida amiga me comparte que dar gracias para ella, es vivir con un corazón agradecido de cara al amor de Dios siendo testimonio de la misericordia de él y compartiendo con los demás las bendiciones que nos concede. Por otro lado, Óscar, mi compadre, comparte que, agradecer es reconocer y honrar lo que recibimos no importando si es material o sentimental; María, coach de vida, nos presta esta frase “La gratitud te hace enfocarte en lo que tienes y no en lo que te hace falta o no está, te hace sentir aliviado y feliz”

En fin, la lista de definiciones y de personas que me han enseñado el valor de la gratitud es infinita; no puedo dejar de lado a mis papás, amigos, maestros, verdugos, hija, esposo, familia etcétera… Lo que sí tengo muy claro es que en mi presente, la incertidumbre que me da el no ser una pitonisa y por tanto, no saber el tiempo que me queda de vida terrenal, no lo puedo desperdiciar en dejar amnésico al corazón y como lo leí en el muro de una cantante, “es más digno vivir como un agradecido constante que un inconforme permanente”; entendí que no puedo olvidarme de quien se fue y de quien se quedó.

Es más fácil abandonados en el pasado, en lo que un día fue y no será, diría mi admirado José José y, lo más penoso del asunto es cómo claudicamos con tal de no avanzar para no salir de nuestra gran zona de confort y ver lo realmente valioso que nos espera si estamos dispuestos al cambio. Nos cuesta mucho trabajo adaptarnos a nuevas realidades porque el pasado nos asecha y hacemos que no se vaya, lo queremos tener cerca para seguir con la falsa ilusión que “recordar es vivir”.

Somos tan cortos de memoria que se nos olvida darle su valor a cada persona y/o momento que dejaron huella, que nos regalaron un poco de su pericia con la vida, que nos ayudaron a salir de tal o cual circunstancia, insisto, por muy dolorosa que haya sido.

El amor trae como consecuencia agradecimiento así que, siendo este mi eje, te dejo mis reflexiones con el único objetivo de compartirte lo que he escrito en mi diario con respecto a vivir en agradecimiento; podemos estar o no de acuerdo, tú tendrás las tuyas, pero la idea es que de todo este paseo, hayas construido una buena película de tu propia historia, donde tú eres el protagonista y donde tú sabrás dónde acomodas cada experiencia y darle el final que quieras a tu obra maestra, tu vida.

-Vivir en agradecimiento puede ahorrarte las visitas al doctor. Las emociones, de cualquier cuadrante, positivas o negativas,  se somatizan en tu cuerpo y cobran facturas altas. Démosle al cuerpo nutrientes emocionalmente funcionales, recompensemos nuestro corazón con pensamientos y acciones que nos hagan estar en un estado tranquilo, pacífico y sin luchas innecesarias.

-Vivir en agradecimiento, abre las puertas al más maravilloso de los estados del ser humano: el estado del amor propio, ese que solo uno puede controlar, ese en el nadie puede aminorar si no lo permito, ese en el que solo tú puedes construir.

-Vivir en agradecimiento desata cual boomerang, una cantidad de sensaciones de satisfacción por saber honrar lo bello que la vida te da sin importar que esté pintado de negro, duela o te haga sentir incómodo.  En ocasiones,  el amor propio también se viste de incomodidad, de inconformidad, de situaciones que no quieres pero tu vida necesita para darte un aprendizaje más valioso de lo que tú previste.

-Vivir en agradecimiento, no es estar con la cabeza viendo al piso y decir “Gracias porque me tropecé, gracias porque me tocó una fila de 3 horas en el banco, gracias porque sí me llovió sobre mojado o de rendirle homenaje a cada golpe de la vida” no, no se trata de eso; se trata de cambiar nuestro discurso de vida, de transformarlo y de redirigirlo desde la plataforma del agradecimiento.  Se trata de no dar foco a los inconvenientes de la vida y de hacerlos convenientes para nuestro proyecto de ser feliz.

Pretextos tenemos muchísimos para estacionarnos en los sentimientos de rencor, de tristeza, de rabia, pero, insisto, si ellos no te llevan a lograr tu plan de vida, es necesario que cambies de ruta, es imperativo que, aunque la caseta salga más cara, desvíes del camino.

Justo ahorita que escribía este artículo, recibí la noticia que el hermano mayor de mi mamá, había fallecido. No hay mejor muestra de vivir en agradecimiento por las personas y los mementos que hacen de nuestra vida maravillosa. Luis, el gran Luis, fue un ser que lo hizo; activamente solidario y empático, amoroso como papá, hijo, hermano, abuelo y ser humano. Radiante hasta sus últimos momentos, lleno de tantas muestras de cariño a su alrededor, de ver a sus hijos mostrándose a él con la herencia más valioso que les dejó, ser un ser humano con una capacidad inmesurable de amar al prójimo sin mirar el currículum que trajera a cuestas. Nos dejó la lección de que cada segundo vale y cada segundo cuesta y que es momento de vivir con un corazón agradecido para que en el momento que se detenga, trascienda convirtiéndolo en amor.

Dedico este artículo a ti, mi querido tío, a los tuyos, los míos y a los que te diste dejando un pedacito de tu corazón.

Dime, ¿le has hecho un examen a tu corazón para ver cómo anda de la memoria?

Falta mucho qué decir, mucho qué hacer, pero no sabemos cuánto tiempo quede, solo nos resta dar lo que tú decidas dejar en tu vida como estandarte para que vivas en la memoria de los demás.

No te olvides, que las historias de las personas pueden ser muy parecidas no importa cuán exitosas o dolorosas sean, elegir el agradecimiento como tu motor, es la pequeña gran ventana entre el bienestar o el malestar y no lo digo yo, lo dice el doctor.  De ese tema luego nos echamos el chal.

Hoy te doy gracias por todo, por tanto; por llorar, por disfrutar, por lo tenido y lo perdido, por lo abrazado y por lo soltado, por perdonarme y hacerme perdonar, por desgastarte tanto y no abandonarme, por descuidarte y recuperarte, por reír y preocuparte. Hoy te doy gracias a ti, corazón, por seguir haciendo tic tac y por prestarme más segundos, por tocarme la puerta todos los días y avisarme que ahí sigues, que sigues en mí y que ocasiones, ni si quiera te reciba con un GRACIAS por un día más y esto, créemelo, no es de “dientes pa´ afuera”. Gracias corazón por seguir latiendo, por darme la oportunidad de reivindicar el camino y de no dejarme ciega ante todas las bondades que tú junto con mis ganas de seguir amando, me haces tener. El tiempo es el único recurso no renovable y en el camino estoy.

Me despido con el icónico y sabio GRACIAS TOTALES de Gustavo Cerati.