Alteración sensorial: Cuando sentimos o no sentimos

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Myriam Muñoz Maldonado

«Siempre tengo calor, por eso me gusta andar sin zapatos y sin playera» decía Iván cuando lo reprimíamos por andar en short sin importar que hubiera visita; en la escuela eran comunes los reportes porque se quitaba los zapatos.

A diferencia de él, su amigo Gustavo siempre tenía frío, por eso a diario llevaba el suéter, aunque fuera verano.

Para los padres con hijos dentro del TEA (Trastorno del Espectro Autista) esto es el pan de cada día y uno de los signos tempranos de la condición.

Se trata de la hipersensibilidad en los sentidos, por una alteración sensorial, prácticamente todas las personas con TEA lo viven en mayor o menor grado.

¿Qué significa esto?

Que todos los sentidos están maximizados, que lo que para nosotros está tibio, para ellos está ardiendo, que mientras que la gente en general tolera el ruido, para ellos es como tener una gran bocina en la oreja.

Imaginemos que tenemos los dientes destemplados; la sensación suele ser muy desagradable, bueno digamos que en las personas con TEA siempre la presentan y muchos evitan comer hielo.

Otro ejemplo muy común en los niños es el corte del cabello, suele ser una muy mala experiencia, algunos padres han descubierto que su hijo (a) tolera más las tijeras que la maquina para rasurar; nuestro hijo llegaba a la estética y le decía a la estilista: «Recuerda que el corte debe ser solo con tijeras, por favor».

¿Qué sentidos se ven alterados con la hipersensibilidad o hiosensibilidad?
Todos, desde quitar las etiquetas a la ropa y evitar ciertas telas, por la hipersensibilidad del tacto, evitar ciertos alimentos por la hipersensibilidad del gusto, entrar en crisis por la sensibilidad del oído (pirotecnia, conciertos etc.), sentir incomodidad por luces y colores fuertes ante una alteración visual y expresar su desagrados ante olores que perciben mayores que lo que son en realidad.

¿Qué genera en las personas con TEA, estar expuestos a estímulos que pueden ser muy fuertes para ellos?

Las reacciones son muy diversas y van desde, taparse los oídos, expresar su incomodidad ante la situación desagradable en que están, confusión, falta de concentración, sentirse abrumados y en el peor de los casos entrar en crisis

Ahora recordemos que si todos los sentidos están alterados y si en nuestro día a día nos llegan cientos de estímulos visuales, auditivos y demás, podemos entender porque nuestros chicos evitarán salir a la calle y tratarán de mantenerse en lugares que les generen calma

Pero hay que aclarar que la alteración sensorial puede ser para tener hipersensibilidad o hiposensibilidad; para tener siempre calor como Iván o querer traer siempre el suéter como Gustavo.

En la hiposensibilidad entra el llamado lumbral del dolor, que en su momento muchos chicos con TEA experimentan; en el caso de Iván no fue la excepción, cuando pequeño se caía e incluso se arrancó un diente con un juguete, como no sintió dolor, no nos percatamos de ello hasta días después; se pueden imaginar como nos sentimos y fue mucho tiempo después, cuando nos dieron el diagnóstico que comprendimos lo que había sucedido.

No todo en la alteración sensorial es malo; esto les ha permitido destacarte en campos como música, artes visuales, idiomas de manera innata.

Lo importante aquí es reconocer el tipo de estímulo que más les altera y trabajar en ello, hacerle saber lo que sucede y crear un plan de acción.

Hoy en día hay muchas terapias sensoriales que si bien, recordemos que no es algo que se les vaya a quitar, si mejorará mucho su calidad de vida ya que les ayudará a controlar la ansiedad que les general; no hay que olvidar que el mundo está lleno de estímulos y que no podemos mantener a nuestros hijos en una burbuja por el resto de sus vidas.

En el caso de Iván a sus quince años ya es capaz de decirnos que las playeras de cierta tela, generan estática y le provocan picazón y que por favor no le compremos de esas o bien cuando decidimos comprarle los zapatos un número más grande y se acabó el problema de descalzarse. Si los vamos guiando, ellos serán capaces de identificar la situación y auto regularse

En este punto es cuando entendemos porque siempre quieren traer la misma ropa e incluso podemos ser tolerantes ciertas rutinas en ese sentido que les pueden simplificar la vida, sin embargo, en muchas otras hay que impulsarlos para que puedan afrontar el mundo de estímulos a su alrededor, es un trabajo arduo, pero sí se puede lograr.

Si ponemos manos a la obra, identificando situaciones, hablando con él, generando un plan y juntos trabajar para que este mundo sensorial no sea tan abrumador para ellos.